sábado, 30 de marzo de 2019

Mi amigo mauiavelo XI


Mis regencias como  consorte
El 15 de febrero de 1552 Enrique II  firmó el Tratado de Chambord con los príncipes alemanes protestantes; prometía su apoyo en la insurrección de éstos contra el católico emperador del Sacro Imperio, Carlos V.
Mi marido tenía que ausentarse, era la segunda ocasión que se me brindaba para ejercer la regencia. ¡Tenía que esmerarme para que en ésta dejara más huella que en la primera.
El rey no pretendía dejarme el poder en su ausencia, en sus manifestaciones ante el parlamento  me nombraba su representante durante la ausencia, pero las decisiones debían estar tomadas por un Consejo cuya presidencia debía compartir con Jean Bertrandi, Primer presidente del Parlamento y ministro de Justicia, del entorno de Diana de Poitiers. ¡La favorita quería controlarme!
Catalina de Médicis es tenaz ¡Lástima que Maquiavelo no llegó a conocerme! Conseguí un documento del rey en el que éste reconocía más mi papel de reina consorte. Todo muy ambiguo, pero podía serme útil en caso de necesidad.
Lo puse a buen recaudo; nadie fue informado de su existencia.
La corte viajaba para acercarse a los campos de batalla. todo lo que permitía la necesaria seguridad  Montmorency dirigía un ejército que en tres meses recuperó nuestras ciudades de Metz, Toul y Verdun.
¡Ay! Contacté la fiebre purpúrea y fui un obstáculo. Diana no tuvo miedo del contagio y me cuidó como una hermana. Cosas de la vida; temía que si el rey enviudaba encontrara una consorte menos tolerante con sus amoríos. El monarca dejó los campos de batalla para visitarme.
Me encontró restablecida, pero me dio pruebas de un amor que no sospechaba yo.
Bien poco me duró la alegría; el rey enviaba constantes declaraciones de amor a su amante. La esposa solamente recibía reproches por retrasos en la llegada de provisiones para mantener las tropas.
No era mi culpa. Los filtros que el soberano había puesto a mis decisiones eran un lastre demasiado pesado.
Todo fue arreglado con la ayuda de Montmorency. Yo enviaba lo solicitado y en el camino se producían pérdidas que hicimos investigar.
No se castigó a los culpables con el rigor que hubiera deseado, pero se drenó la sangría. Nadie se atrevía ya a menoscabar mi valía.
Supe aprovechar el momento. Mis agentes me informaron de que en la catedral de Notre Dame se aprovechaban los sermones para criticar nuestra alianza con los príncipes alemanes protestantes y envié una enérgica queja al cardenal de Borbón.
El rey regresó victorioso de su campaña alemana, pero, el gozo cayó en un pozo cuando Carlos V, en noviembre, armado hasta los dientes, tomó la ciudad de Metz. El monarca volvió a la guerra y yo a una regencia mucho más fortalecida.
El 2 de enero de 1553 los ejércitos franceses hicieron retroceder a los del emperador del Sacro Imperio.
Fue el fin de mi segunda regencia.

Gracias a l@s 471 que acudisteis a la cita de ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti


No hay comentarios:

Publicar un comentario

El abuelo Leopoldo: Hablando en Cobre

 El abuelo Leopoldo – ¿Por qué has llegado tarde? Me preguntó, cariñosamente, mi abuelo materno. –He estado jugando con mi amigo Bertín. Nos...