Mis regencias como consorte
El 15 de febrero
de 1552 Enrique II firmó el Tratado de
Chambord con los príncipes alemanes protestantes; prometía su apoyo en la
insurrección de éstos contra el católico emperador del Sacro Imperio, Carlos V.
Mi marido
tenía que ausentarse, era la segunda ocasión que se me brindaba para ejercer la
regencia. ¡Tenía que esmerarme para que en ésta dejara más huella que en la
primera.
El rey no
pretendía dejarme el poder en su ausencia, en sus manifestaciones ante el
parlamento me nombraba su representante durante
la ausencia, pero las decisiones debían estar tomadas por un Consejo cuya
presidencia debía compartir con Jean Bertrandi, Primer presidente del
Parlamento y ministro de Justicia, del entorno de Diana de Poitiers. ¡La
favorita quería controlarme!
Catalina de
Médicis es tenaz ¡Lástima que Maquiavelo no llegó a conocerme! Conseguí un
documento del rey en el que éste reconocía más mi papel de reina consorte. Todo
muy ambiguo, pero podía serme útil en caso de necesidad.
Lo puse a buen
recaudo; nadie fue informado de su existencia.
La corte
viajaba para acercarse a los campos de batalla. todo lo que permitía la
necesaria seguridad Montmorency dirigía
un ejército que en tres meses recuperó nuestras ciudades de Metz, Toul y Verdun.
¡Ay! Contacté la
fiebre purpúrea y fui un obstáculo. Diana no tuvo miedo del contagio y me cuidó
como una hermana. Cosas de la vida; temía que si el rey enviudaba encontrara
una consorte menos tolerante con sus amoríos. El monarca dejó los campos de
batalla para visitarme.
Me encontró
restablecida, pero me dio pruebas de un amor que no sospechaba yo.
Bien poco me
duró la alegría; el rey enviaba constantes declaraciones de amor a su amante.
La esposa solamente recibía reproches por retrasos en la llegada de provisiones
para mantener las tropas.
No era mi
culpa. Los filtros que el soberano había puesto a mis decisiones eran un lastre
demasiado pesado.
Todo fue
arreglado con la ayuda de Montmorency. Yo enviaba lo solicitado y en el camino
se producían pérdidas que hicimos investigar.
No se castigó
a los culpables con el rigor que hubiera deseado, pero se drenó la sangría.
Nadie se atrevía ya a menoscabar mi valía.
Supe
aprovechar el momento. Mis agentes me informaron de que en la catedral de Notre
Dame se aprovechaban los sermones para criticar nuestra alianza con los príncipes
alemanes protestantes y envié una enérgica queja al cardenal de Borbón.
El rey regresó
victorioso de su campaña alemana, pero, el gozo cayó en un
pozo cuando Carlos V, en noviembre, armado hasta los dientes, tomó la ciudad de
Metz. El monarca volvió a la guerra y yo a una regencia mucho más fortalecida.
El 2 de enero
de 1553 los ejércitos franceses hicieron retroceder a los del emperador del
Sacro Imperio.
Fue el fin de
mi segunda regencia.
Gracias a l@s 471 que acudisteis a la cita de
ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti
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