jueves, 4 de abril de 2019

Mi amigo Maquiavelo XVI


Gaspar de Coligny
Los hijos de la gran nobleza francesa tienen y deben tener el privilegio de compartir juegos y educación con los hijos que tuviera el soberano de su edad.
Así ocurrió con Gaspar de Coligni y con los hijos de Francisco I: el delfín Francisco y mi difunto esposo.
Durante su reinado, mi marido Enrique II, no olvidó a un amigo de la infancia que valoraba tanto como mostraban los nombramientos del mismo de ministro principal y de almirante de Francia.
En 1560, a sus 41 años, un hombre tan encumbrado y en un momento en que comenzaban a estallar esas guerras de religión que ensangrientan a Francia aún, oficializó su protestantismo.
Yo recurrí a él en 1561, al objeto de asegurar el éxito el coloquio de Poissy, que se proponía debatir sobre los encuentros y desencuentros en las divergencias de las interpretaciones bíblicas entre los franceses.
La cruel beligerancia de Guisa sembró la guerra donde nosotros plantábamos paz.
Fue el principio de las Guerras de Religión: Coligny encabezaba el bando protestante junto con Condé.
Tuve que castigarle, pero, en 1570 aprecié su capacidad de negociar la paz de Saint-Germain y concedí gustosa la libertad de culto y el perdón al castigado. Coligny  fue admitido entre los consejeros de mi real hijo.
Pensaba tener todo bajo mi control. No fui capaz de ver que el rey iba creciendo y que así ocurría con la influencia que tenía sobre él un consejero que le había puesto de buen grado.
Estas amistades peligrosas decidieron apoyar a Guillermo de Orange en las luchas que mantenían los protestantes  en Flandes contra Felipe II de España.
Incendiaron otra guerra en Francia con la consiguiente amenaza de alianza de los católicos franceses con Felipe II de España.

Gracias a l@s 647 que acudisteis a la cita de ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti

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