Estuve a punto de embarcar para Santiago del
Estero en 1960.
Imaginaba inmensas tierras de sabrosa hierba
curada por el sol y esas sombras que tanto gusto nos dan cuando las
encontramos.
Tu comentario me ha hecho vivir eso,
¡Gracias!
¡ Claro que saldremos de las quemaduras del sol!
Tu oportuno empujón es una buena prueba.
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