lunes, 8 de abril de 2019

Mi amigo Maquiavelo XX


Mi nuera Luisa de Lorena
El matrimonio de mi hijo Enrique había sido una tarea prioritaria para mí; buscaba alianzas con monarquías poderosas. ¡El potencial contrayente no me lo ponía muy fácil!
Yo creo que los únicos que no se llevaron una sorpresa con el anuncio, el 13 de febrero de 1575, de la decisión de Enrique III de casarse con Luisa de Lorena fueron los Guisa/Lorena
Yo fui atropellada por la noticia justo el día de la coronación de un nuevo soberano que, en la misma ocasión informaba de que el matrimonio se realizaría, con toda pompa y solemnidad, dos días después.
Mi hijo “predilecto” me propinó cruel patada en mis partes más sensibles.
Muy astuto; mi historia carecía de interés en la historia de amor de los futuros contrayentes. Lo tenían preparado en el silencio de los intrigantes, la circulación fue vertiginosa, nadie escuchaba ya los rumores sobre la homosexualidad de un rey de Polonia rodeado de una corte de “Mignons” y que usaba un vestuario rebuscadamente femenino.
Temo que llegaba hasta la más oscura choza la versión de un príncipe víctima de un amor imposible, desconsolado por la muerte de ésta, que  encuentra la encarnación de la difunta  en una guapa y refinada Luisa que sufre del desprecio de una madrastra. El “milagro” se produjo en la recepción que ofrecieron los Guisa/Lorena al príncipe que viajaba a Cracovia para tomar posesión del trono de Polonia.
Las travesuras de Cupido interesan mucho, supieron recordar que hacía tiempo que el amor no había jugado papel alguno en los matrimonios reales. Estos reyes se pasan la vida mostrando el espectáculo de sus quereres  e incluso, la reina ha tenido dos abortos antes de que la pareja renunciara a dar un heredero.
Tengo que soportar la degradación de la corte; la primera dama tiene, sin duda, encanto, pero ha recibido una educación de “dama” papista; casi toda su biblioteca es sobre temas de la Santa Madre Iglesia, el resto está dedicado a temas propios de su sexo y rango.
Todo lo que hacen estos reyes es una provocación; ya la unión real con una familia que encabeza una importante facción activadora de la sangrienta guerra civil que padecemos es una locura.
El propio ceremonial fue un auténtico desafío.
Mi hijo se encargó, con mucho esmero, del diseño de los trajes de contrayentes y séquito.
Plasmó en los últimos su arrogancia e indiferencia al despilfarro, pese a los cofres vacíos y a los préstamos abusivos que cargaba sobre las espaldas ya doloridas de unos contribuyentes cada día más enfadados.
Me quedé, pese a todo.
¡Tenía que hacer comprender que esos “Mignons” por los que mi hijo me había reemplazado, no habían mostrado mucha habilidad en Polonia y no lo estaban haciendo en Francia.
La rebeldía de mi hijo Francisco me hizo intervenir.
¡Solamente yo podía apaciguar a los dos hermanos!


Gracias a l@s 523 que acudisteis a la cita de ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti


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