Mi nuera Luisa de
Lorena
El matrimonio de mi hijo Enrique había sido una tarea prioritaria
para mí; buscaba alianzas con monarquías poderosas. ¡El potencial contrayente
no me lo ponía muy fácil!
Yo creo que los únicos que no se llevaron una sorpresa con el
anuncio, el 13 de febrero de 1575, de la decisión de Enrique III de casarse con
Luisa de Lorena fueron los Guisa/Lorena
Yo fui atropellada por la noticia justo el día de la coronación de
un nuevo soberano que, en la misma ocasión informaba de que el matrimonio se
realizaría, con toda pompa y solemnidad, dos días después.
Mi hijo “predilecto” me propinó cruel patada en mis partes más
sensibles.
Muy astuto; mi historia carecía de interés en la historia de amor
de los futuros contrayentes. Lo tenían preparado en el silencio de los
intrigantes, la circulación fue vertiginosa, nadie escuchaba ya los rumores
sobre la homosexualidad de un rey de Polonia rodeado de una corte de “Mignons”
y que usaba un vestuario rebuscadamente femenino.
Temo que llegaba hasta la más oscura choza la versión de un príncipe
víctima de un amor imposible, desconsolado por la muerte de ésta, que encuentra la encarnación de la difunta en una guapa y refinada Luisa que sufre del
desprecio de una madrastra. El “milagro” se produjo en la recepción que ofrecieron
los Guisa/Lorena al príncipe que viajaba a Cracovia para tomar posesión del
trono de Polonia.
Las travesuras de Cupido interesan mucho, supieron recordar que
hacía tiempo que el amor no había jugado papel alguno en los matrimonios
reales. Estos reyes se pasan la vida mostrando el espectáculo de sus quereres e incluso, la reina ha tenido dos abortos
antes de que la pareja renunciara a dar un heredero.
Tengo que soportar la degradación de la corte; la primera dama
tiene, sin duda, encanto, pero ha recibido una educación de “dama” papista;
casi toda su biblioteca es sobre temas de la Santa Madre Iglesia, el resto está
dedicado a temas propios de su sexo y rango.
Todo lo que hacen estos reyes es una provocación; ya la unión real
con una familia que encabeza una importante facción activadora de la sangrienta
guerra civil que padecemos es una locura.
El propio ceremonial fue un auténtico desafío.
Mi hijo se encargó, con mucho esmero, del diseño de los trajes de
contrayentes y séquito.
Plasmó en los últimos su arrogancia e indiferencia al despilfarro,
pese a los cofres vacíos y a los préstamos abusivos que cargaba sobre las
espaldas ya doloridas de unos contribuyentes cada día más enfadados.
Me quedé, pese a todo.
¡Tenía que hacer comprender que esos “Mignons” por los que mi hijo
me había reemplazado, no habían mostrado mucha habilidad en Polonia y no lo
estaban haciendo en Francia.
La rebeldía de mi hijo Francisco me hizo intervenir.
¡Solamente yo podía apaciguar a los dos hermanos!
Gracias a l@s 523 que acudisteis a la cita de ayer:
https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti
No hay comentarios:
Publicar un comentario