El 20 de julio de 1850 fue ejecutado en Tenkin el obispo
español José María Díaz Sanjurjo.
La Real Academia de la Historia
(RAE) lo cuenta así: “San José María Díaz Sanjurjo”: https://dbe.rah.es/biografias/13408/san-jose-maria-diaz-sanjurjo
En el mes de julio hicieron los mandarines correr la voz de que
el ilustre preso no sería decapitado, en atención a que el Rey mandaba que
fuese conducido a la Corte. El mismo gobernador, por medio de dos hijos suyos
recién llegados de la Corte, llevó esta nueva al venerable preso. Todo esto y
otras razones más ilusionaron a los misioneros, no así al venerable prelado,
que sabía muy bien que todo aquello era una farsa.
En efecto, la sentencia del gobernador de Nam-Dinh fue
confirmada en la Corte y ejecutada el 20 de julio de 1857. Hacia las 12 del
mediodía lo sacaron al patíbulo con su pesada carga al cuello y cargado de
cadenas que le impedían caminar. Llegados al lugar designado, le hicieron
sentar para amarrarle las manos a la espalda; habiéndole roto el anillo de la
cadena que pendía del cuello y la de los pies, le aseguraron a una estaca que
habían fijado a su espalda con cordeles que le sujetaban el pecho y el vientre.
En esta actitud, dada la convenida señal por el mandarín, al segundo golpe del
verdugo cayó la cabeza del santo mártir en tierra. Expuesta después al público
en un cesto, según costumbre, la arrojaron al río con grandes precauciones a
fin de que no pudiese ser rescatada por los cristianos. No permitió el Señor
que lograsen su impío propósito, si bien lo consiguieron con el venerable
cadáver, que nunca pudo ser rescatado.
Antonio Guerra da más información: “La guerra de España en
Conchinchina”: https://elfarodeceuta.es/la-guerra-espana-conchinchina/
Dicho conflicto se fue gestando desde el año
1580, que comenzaron a llegar allí algunos misioneros españoles desde
Filipinas, junto con religiosos portugueses y franceses, en alguna ocasión a
petición del emperador annamita, dado que el “confucionismo” - religión que se
profesa en la zona - está impregnado de una serie de valores sobre la conducta
ética y moral que deben observar sus seguidores, que es bastante parecido a los
valores que predica la religión cristiana. Pero llegó el momento en que los
misioneros franceses y españoles adquirieron cierta influencia y excesivo protagonismo
en la vida de aquel imperio, hasta el punto de que apoyaron a un opositor del
emperador que también era aspirante a ceñir el cetro imperial.
Dicho conflicto se fue gestando desde el año
1580, que comenzaron a llegar allí algunos misioneros españoles desde
Filipinas, junto con religiosos portugueses y franceses, en alguna ocasión a
petición del emperador annamita, dado que el “confucionismo” - religión que se
profesa en la zona - está impregnado de una serie de valores sobre la conducta
ética y moral que deben observar sus seguidores, que es bastante parecido a los
valores que predica la religión cristiana. Pero llegó el momento en que los
misioneros franceses y españoles adquirieron cierta influencia y excesivo
protagonismo en la vida de aquel imperio, hasta el punto de que apoyaron a un
opositor del emperador que también era aspirante a ceñir el cetro imperial.
El
detonante del conflicto fue que el 20-07-1857 torturaron, asesinaron y
descuartizaron, horriblemente mutilado en Nam Dinh, al obispo español en Tonkín
José María Díaz Sanjurjo, quien, según el obispo Melchor García de San Pedro,
le cortaron vivo las manos, después los pies, lo decapitaron y pasearon su
cabeza por las calles como trofeo de guerra. Debido a estos sangrientos
sucesos, Francia acordó intervenir con su Armada el 25-11-1857, pero como
necesitaba apoyo por tierra, solicitó de España una fuerza de 1.500 a 2.000
hombres de la guarnición de Filipinas. Francia llevó la iniciativa y la
dirección de las operaciones, habiendo “invitado” a España “por si deseaba
cooperar” en una operación de castigo que restituyera la dignidad y obtuviera
las debidas satisfacciones del emperador annamita”.
En
1821, el emperador de Annam era Tu Duc. Las misiones españolas se fueron
expandiendo por todo el territorio, y unos 5.000 misioneros lograron convertir
a la fe católica a unos 300.000 habitantes autóctonos. El éxito de dicha
evangelización despertó el recelo de las autoridades imperiales que desataron
una furibunda persecución y horribles asesinatos de españoles. Tu Duc ordenó la
expulsión de los europeos, y en 1833 desencadenó una terrible ofensiva contra
los religiosos católicos que originó gran número de asesinatos y torturas,
teniendo nuestros misioneros que pasar a la clandestinidad. En 1847 los franceses
bombardearon el puerto de Da Nang. En 1852 Francia emprendió una política de
conquistas coloniales en la zona con vistas al establecimiento de una base que
le sirviera de plataforma de lanzamiento hacia otras conquistas coloniales.
España, en cambio, sólo pretendía restituir su dignidad gravemente lesionada
por las feroces atrocidades cometidas contra nuestros religiosos.
El
20-07-1857 tuvo lugar el hecho principal que provocó la indignación de Europa y
propició la intervención militar conjunta. España, firmante en 1834 del Tratado
de la Cuádruple Alianza junto con Francia, Gran Bretaña y Portugal, en virtud
del cual, si uno de dichos países era atacado, los demás aliados se obligaban
también a intervenir. Aquel régimen imperial cometió verdaderas crueldades y
martirios contra los religiosos católicos, les sometían a tormentos, los
decapitaban y arrastraban por las calles sus cabezas. En 1858 tuvo lugar la
horrenda muerte del Obispo español de Platea, José María Díaz Sanjurjo, que
murió decapitado. También asesinaron y vejaron, decapitándolo y siendo su
cuerpo mutilado expuesto en público en la plaza de Nankín, al Obispo español
Melchor García San Pedro. El 1-12-1857 el ministro Francés, Walewski, y el
marqués de Turgot por parte de España acordaron intervenir militarmente,
poniéndose las tropas españolas bajo mando francés. Francia había decidido la
intervención militar de castigo y el gobierno español se adhirió al proyecto.
El gobierno ordenó al capitán general de Filipinas, general Norzegaray, movilizar
una escuadra de 1.500 hombres al mando del Alférez de Navío Siro Fernández. Al
frente de las tropas terrestres iba el Coronel Mariano Oscáriz
El 20 de julio se firmó el
concordato Hitler/Vaticano. Simone Renn – @SimoneRenn lo presenta muy bien: “Hitler alcanza el poder gracias al Vaticano: https://www.la-politica.com/hitler-vaticano/
Esto hace que antes de 1933 los obispos
católicos de Alemania se opongan a la filosofía Nazi, pues está
marcada de un gran sentido pagano.
La Iglesia Católica a través de su semanario católico de mayor
circulación en Alemania, el 11 de septiembre de 1931, llega a decir que:
“Nacionalsocialismo significa enemistad con las
naciones vecinas, despotismo en los asuntos internos, guerra civil, guerra
internacional. Nacionalsocialismo significa mentiras, odio, fraticidio y
miseria desencadenada. Adolf Hitler predica la ley de las mentiras. Habéis
caído víctima de los engaños de alguien obsesionado con el despotismo.
Despertad.”
Incluso emite las siguientes prohibiciones a sus feligreses:
·
Los católicos no pueden pertenecer al Partido
Nacionalsocialista ni asistir a sus concentraciones.
·
Los miembros del partido no pueden recibir los
sacramentos ni ser enterrados como cristianos.
·
Los nazis no pueden asistir en formación a ningún
acto católico, incluidos los funerales.
Curiosamente por estas declaraciones el partido católico Zentrum es
apoyado y votado en masa por los judíos.
Pero todo esto cambia cuando el arzobispo Eugenio Pacelli, antiguo
nuncio de Su Santidad en Alemania, y futuro Pío XII, es nombrado secretario de
Estado del Vaticano.
Una de las principales misiones de Pacelli en Alemania es:
La imposición, a través del código de derecho
canónico de 1917, de la suprema autoridad papal sobre los obispos católicos,
clérigos y fieles.
Para lograrlo tiene que renegociar los concordatos existentes con los
estados regionales alemanes, y propiciar una alianza entre todas las fuerzas de
la derecha alemana, con la esperanza de poder negociar un concordato con la
propia nación alemana que sirva para solidificar definitivamente la autoridad
del Vaticano.
A pesar de los principios del partido Nazi, Hitler sabe perfectamente que,
le guste o no, el éxito del Tercer Reich pasa necesariamente por mantener unas
buenas relaciones con el Vaticano. En su obra Mein Kampf (Mi
lucha) recuerda a sus lectores cómo el partido católico venció al mismísimo
Bismarck cuando éste intentó hacer una política denominada Kulturkampf (Lucha
cultural) contra el poder de la Iglesia Católica.
Hitler tiene muy claro que el nacionalsocialismo no
puede permitirse el lujo de incurrir en los mismos errores que la Kulturkampf,
así que decide incorporar el cristianismo al texto de sus discursos,
presentando a los judíos no sólo como los enemigos de la raza aria, sino
también de toda la cristiandad.
Pacelli está interesado en tener buenas relaciones
con Hitler, pues piensa que representa la garantía de que el comunismo no fructificará
en Alemania, ya que en aquel momento la Iglesia opina que:
“El comunismo es intrínsecamente perverso porque
socava los fundamentos de la concepción humana, divina, racional y natural de
la vida misma y porque para prevalecer necesita afirmarse en el despotismo, la
brutalidad, el látigo y la cárcel”.
Por otro lado, contar con los favores de Hitler le puede conducir a la
firma de un concordato tan ventajoso como el establecido en su día con
Mussolini .
Pacelli no cuenta con experiencia pastoral directa, ni en parroquias ni
en diócesis, sin embargo cuenta con la ventaja de que toda su carrera se ha
desarrollado en la administración vaticana y especialmente el período en el que
estuvo como nuncio en Alemania, lo que hace que esté sumamente familiarizado
con los entresijos políticos del país.
El cardenal tiene múltiples contactos en el partido
católico Zentrum, sobre todo cuenta con su gran amigo Ludvig
Kaas, un sacerdote que llegó a presidente de esta formación política. A través de Kaas, Pacelli
presiona al partido para que negocie una alianza con Hitler.
Cuando Heinrich Brüning, que encabeza en 1930 un gabinete de
centro derecha es elegido canciller, Pacelli le sugiere que le ofrezca a Hitler
un puesto en el gabinete, pero no lo hace y tanto el Vaticano como el
presidente de su propio partido acaban retirándole su apoyo, dejando al
gobierno a merced de sus enemigos.
Brüning es finalmente sustituido por Franz von Papen, que a instancias de Kaas, convence al presidente Hindenburg, que miraba con recelo y desdén a los nazis,
para que llamase a Hitler para formar gobierno.
El proyecto de ley se aprueba, en parte debido al arresto de varios
oponentes comunistas y socialistas antes de la votación para el proyecto y
porque finalmente:
Hitler consigue la mayoría absoluta gracias a las
gestiones secretas de la Santa Sede, por escaso margen, y así los nazis
consiguen que se apruebe la ley de plenos poderes: “La Ley Habilitante“.
El Vaticano, que tiene la condición de estado
soberano, es el primer estado en reconocer formalmente la legitimidad del
gobierno de Adolf Hitler.
Gracias a l@s 988 que acudisteis a la cita de ayer
Gracias a Iris
Gracias a ti
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