Esta España Nuestra IV
Los mismos día y lugar
Beatriz, Julen y yo hemos llegado a la entrada del andén del Ave que
tenía que conducirme a Gijón a las 14:39. La salida se ha efectuado a las 14:45.
Lo hemos visto desde la barrera que nos impedía el paso al andén. Los empleados
nos impiden entrar, aunque hubiéramos tenido tiempo de que yo embarcara sin
retrasar la salida.
Beatriz se ha cogido un cabreo de armas tomar.
—Hay que denunciar
— ¿Con qué pruebas?
—Tiene que haber cámaras que hayan gravado nuestro paso
por el control de equipajes y nuestra llegada a la barrera que nos impedía el
paso al control de billetes.
—Esas cosas las usan para controlarnos; necesitaríamos
mucha pasta para conseguirlos; ya sabes, abogados y procuradores. Saben que no podemos
pagarlos.
Beatriz y yo reaccionamos de formas diferentes frente a
la adversidad. Sí, es muy fuerte que los empleados que han revisado el equipaje
no me echaran una mano y que los de los billetes lo presenciaran impasibles y
que cerraran la barrera un minuto antes del cierre que anuncia la empresa.
Están oprimidos por los poderosos, pero se ponen en su bando para hacernos
pagar la rabia que sienten por los recortes.
Han aceptado la devolución del billete para cambiarlo
por uno para mañana. Solamente queda una plaza en turista. Tengo que pagar el
suplemento y pagar el billete de Julen, porque el que éste tenía en preferente
es de coste 0 y en turista se paga.
Lo bueno de Beatriz es que estalla y luego se calma.
— ¿Y si termináramos la conversación que habíamos
iniciado con Salvadora y Joan?
Dicho y hecho. La primera no estaba disponible y el
último ha aceptado la invitación con regocijo.
—Tenía que pasar. Lo sabía. Los tres queríamos continuar
hablando de la soledad de Pasionaria.
El muy ladino estaba tan seguro de que perdería el tren
y de que le íbamos a invitar, que tenía preparado su discurso.
—Dolores pensaba que era necesario empezar por desactivar
el feudalismo. Para ello se necesitaba una fuerza de izquierdas que impusiera los logros obtenidos por las luchas
de obreros y mineros y lideradas por el Partido Socialista y su sindicato
(UGT), el sindicato Confederación Nacional del Trabajo (CNT) de tendencia
anarcosindicalista y ,desde su fundación (1920) el Partido Comunista.
—El último surgió de las Juventudes Socialistas que
desaprobaban el pactismo y el reformismo del partido. Dolores estaba en este
grupo.
Joan siquiera se inmuta con mi intervención. Tiene la
réplica.
—Pues claro; la izquierda tenía que hacer valer sus
conquistas y el partido no lo hacía. No se podía traicionar los sudores y
sangre que habían promovido o renunciar a la fuerza que se tenía, en
negociaciones para extirpar el feudalismo. Por esa razón el Partido Comunista
no participó en el Pacto de San Sebastián que perfiló una República que mezcló
intereses tan divergentes.
—Pero hubo avances Insinúo.
Beatriz vuelve a dejar desatar sus nervios.
—Así estamos
—En efecto—Responde Joan—La izquierda se desgajó aquí y en la triunfante Revolución Rusa. Allí
las luchas entre bolcheviques y mencheviques derivaron en el trotskismo, y en
los seguidores de Bakunin que conocemos como movimiento anarquista.
—Estás metiendo mucho y muy gordo. Requería mucho más
tiempo del que disponemos—Me escucho decir.
—No es mi intención entrar en esos temas. La cuestión
es que el proyecto del joven partido comunista sufrió el impacto; se quedó
solo, frente a un Partido Socialista recalcitrante y una CNT que optó por
Bakunin y por Trotsky, ambos merecen consideración. Para nuestro debate sobre
Pasionaria, lo que cuenta es que se encontraba con un partido minoritario y localizado, prácticamente,
en Asturias y Vizcaya. Tenían capacidad y práctica de movilización, pero les
faltaba la de visibilizar sus logros.
—También ha habido cizaña en su partido —Tercio.
—Queda mostrado en la alusión a la vieja puta que pones
en boca de Carrillo, con referencia de Dolores, añado algunas de las escisiones
que se produjeron por influencia del exterior: Partido Comunista Marxista Leninista
(1964), que se identificaba con la Revolución Maoísta y el Partido Comunista
Obrero Español (1973), fundado por Lister, hasta entonces una joya del PCE,
pero que reaccionó contra el partido de Santiago Carillo. Este mismo se pasó,
al final de su vida política, al PSOE.
—Dejas clara la soledad de Dolores Ibárruri. Pero quizá
se le pueda reprochar su devoción a la URSS, hasta el punto que se la mezcla en
el asesinato de Trotski, o al menos tenemos constancia de sus buenas relaciones
con Ramón Mercader, ejecutor del mismo y
bien recompensado en Moscú. Tampoco se afanó mucho en denunciar
la invasión de Checoslovaquia que paró en seco la primavera de Praga o para…
—Se pueden hacer muchos reproches a Pasionaria y considero
que todo proviene de su soledad, una soledad provocada por impactos
imprevistos. Cierto que debemos prever; ya ves, así has perdido tu el tren…
Me siento vapuleado por golpes bajos. No reviento como
ha hecho Beatriz. Sí acuso:
—Tú nos has retenido en un desayuno que has eternizado.
— ¿Os he encerrado con barreras?
—No
—Habéis asumido el riesgo porque la conversación no
había concluido. Supongo que ahora reconocéis que valía la pena el trance.
Irrespirable silencio que me he sentido obligado a
romper.
—En parte si, queda claro lo de la soledad. Perdemos
batallas porque no encontramos aliados para vencer a un poder cada vez más
poderoso mientras nosotr@s nos debilitamos en rencillas que no sabemos resolver.
He perdido el tren porque otros
oprimidos como yo me han castigado. Tú dices que porque teníamos que continuar
la conversación. ¿Qué haces de la planificación? Pasionaria tenía que haber
previsto.
—Somos nosotr@s quienes tenemos que aprender de su
experiencia; ella abrió brecha y se dio a fondo. Ahora me perdonaréis; ha
llegado la hora de recogerme.
Así nos deja Joan.
— ¡Que morro!
Es Beatriz. Percibo que no lo siente así. Hemos
avanzado. Ya no hay tantas soledades entre nosotr@s.
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