Esta España nuestra
En los campos secos de los entornos de la casa de
Beatriz, mañana del 18 de marzo.
Ya somos una familia Beatriz, Alma, Blanca y los dos
perros. La tierra está seca. Hace fresco y algo de viento. Estamos rodeados de
pequeñas montañas que exhiben su sequía. Pueden hacerlo. Tienen color pardo y
noble. Julen, mi mascota, es un fisgón y se aleja. Sale mi neura. Mis
acompañantes la captan.
—Tienes que curarte tú si quieres que tu perro no sea
un tarado.
Es Beatriz, aún no me atrevo a llamarla Bea.
—Julen siempre ha sido entrometido. Me has dicho que
hay alimañas y que los pinos tienen gusanos que pueden causar la muerte de los
perros. Hace ya diez minutos que se ha ido.
Trato de disculparme, sin esperanza.
—Tendría que alejarse mucho para que encontrara
carreteras. Un castrado no lo hace.
— ¿Y las alimañas y gusanos?
—Mira, allí está
Así es. Se había alejado mucho.
—La invasión de Praga marcó el fin de la URSS, sus
satélites y de los partidos comunistas
europeos. Ya ves en qué han derivado Rusia y China.
Beatriz alucina y protesta.
—Pasaron unos años.
—Claro; de la misma manera que la Primavera de Praga
germinó en unos años de debates marxistas que marcaron los sesentas, mi
despertar a la política y los movimientos de la decena; fue una primavera
global: yo viví el 68 francés y seguí de cerca los acontecimientos en USA,
México y España. Hubo tiempos ,
contextos e intensidades distintos y se dio por doquier: una emergencia
ciudadana que impactó en dictaduras del proletariado y en la del capital Perdimos aquella batalla.
—Hubo cambios…
Los hubo, pero, mira, mientras lo celebrábamos, Reagan
fue creciendo hasta que nos impuso el neoliberalismo, que dio el poder a unos
mercaderes sin escrúpulos que incluso violan los principios del mercado. Tardó
unos años como las primaveras. La aparente bonanza no nos dejó ver lo evidente.
Nos deshicimos de de Gaulle, pero su delfín, Pompidou, logró una mayoría para
su partido que el fundador nunca había alcanzado, ya te he comentado el ascenso
de Reagan en USA, la caída en picado de los partidos comunistas europeos,
otrora sólidos…
El rostro de Beatriz se ilumina.
—Hasta la crisis de Leman Brother vivíamos en “Jauja”
—Con burbujas, corrupción y privatizaciones. La
globalización neoliberal; la expoliación de las colonias independizadas, las
africanas y las latinoamericanas. Recuerdo que una porteña me dijo, en los 70s:
“Ahora es cuando ustedes están haciendo el desembarco”. Yo no, claro, pero sí
las multinacionales españolas, en muchos casos, privatizadas. Con esos
“caramelos” nos dejamos engañar.
—Después vino la primavera de los 90s
—Si. La ciudadanía reclamaba ante todas las cumbres su
derecho a participar en la toma de decisiones y se creó el Foro Social Mundial
que rivalizó, al principio, con el Foro Económico Mundial. En Porto Alegre, en
enero de 2001se visibilizó nuestra fuerza. Bertrand Delanoë, contra todo
pronóstico, fue elegido alcalde de París, en marzo de 2001. Desde la Comuna
(1871) era feudo de la derecha.
— ¡Chicos! Nos estáis dando el turre.
Es Alma, la primogénita.
—Pues a mí me interesa.
Es Blanca, la
cadete. Me echa un cable al añadir:
—Aunque no veo la relación con Pasionaria…
—Cierto, es una deriva, a mi forma de ver, necesaria;
trato de mostrar que seguimos perdiendo batallas. La recuperación de París con
un programa ciudadano y Porto Alegre eran dos ejes fundamentales. Local/global.
De nuevo nos dejamos comer el pastel seducidos por los caramelos. Margaret Thatcher,
la dama de acero, fue primera ministra del Reino Unido entre 1979 y 1990.
Eliminó lo social e impuso el reaganismo en una UE que empezaba a cimentar.
Nosotros, con el Foro Social y con las reclamaciones de nuestra participación
en las tomas de decisiones globales, cantábamos victoria una vez más. Las
multinacionales se armaban: Thatcher y Bush senior, quien ocupó la presidencia
USA entre 1989 y 1993 dejaron todo atado y bien atado, de forma que sus
sucesores, respectivamente Blair y Clinton, que se presentaban como
progresistas, tuvieran marcadas las cartas, así Bush hijo desplazó a Clinton, era aún mas cerril y neoliberal que su padre y por
otra parte, el socialdemócrata Blair, se hizo su aliado.
— ¿Por qué?
—Por los dineros de la guerra, la primera de Irak (2 de
agosto 1990/28 de febrero de 1991) que montó el padre era una violación de los
referentes diplomáticos, Europa era contraria al principio, después los
socialdemócratas : Helmut Kohl, Mitterrand y Felipe González presumieron de los beneficios que nos reportó
entrar en guerra en el último momento. A nosotr@s nos dieron las migajas. La
economía funcionaba, nos atábamos a la economía de guerra. La II del Golfo con
Bush hijo fue una autentico boom económico, especialmente en los casos de
Aznar, Blair y Bush: el famoso trío. Fue el principio del fin de la socialdemocracia.
Nos dieron caramelos.
—No me gusta la historia, es como un disco rayado…
Lo dice, Beatriz. Me estoy quedando solo…
—Hegel vio la repetición de la historia, Marx añadió
que la primera vez se produce en forma de tragedia y la segunda, de comedia. Aludía
a Napoleón III (Le Pétit), todo el
mundo le consideraba idiota. Así pasa con Bush padre y Bush hijo. Reagan inicio
el mandato de los idiotas, fue degenerando en Bush padre, Bush hijo y ahora con
Trump. Se puede ser idiota y listo. El París que conocemos fue obra de Napoleón
III y el negocio de la guerra es cada vez más lucrativo. Eso sí, las
repeticiones lanzan la economía y cimentan el poder de las multinacionales,
vacían el Estado…
Mis contertulias no parecen muy interesadas. Blanca me
echa un cable.
— ¿Qué tiene que ver todo eso con Pasionaria?
—Mucho. Seguimos perdiendo batallas; tenemos que
plantear las razones de nuestras derrotas. La del 39 proviene de esta España
nuestra.
—Y de esta Europa nuestra. Recuerda la vergonzosa
utilización del Pacto de Munich, de no intervención en los asuntos internos de
España mientras, Hitler y Mussolini perfeccionaban sus armamentos en nuestro
país y sacaron ventaja en la II Guerra Mundial.
Es Beatriz. Muy satisfecha de su triunfo.
—Eso se veía venir, lo mismo que la Cruzada. El Frente
Popular no supo manejar el gran problema, esta España nuestra: dividida, desde
el principio de la República entre la España progresista, las grandes ciudades
y la España feudo de los caciques. Continuamos teniendo ese problema…