domingo, 26 de mayo de 2019

borrador del 8º capítilo de novela sin título


El tío Antonio Landaluce
La corta visita de Antolín ha traído más que recuerdos a esta habitación. Sé que los asuntos financieros serán debidamente tratados y que seré adecuadamente  informado antes de pedirme el acuerdo.
Dicen por ahí que he creado la marca Urquijo en un feudalismo populista. Consideran que mis dádivas tienen como objeto cobrar en servilismo lo que la miseria de los receptores no permite pagar de otra manera.
Es un punto de vista que hay que aclarar: yo no surgí de la nada y tampoco generé la marca por “obra y gracia del Espíritu Santo.
Estaba el fuero de Trueba que me daba otros horizontes, estaban mis padres, estaban los tíos. Había observación y comunicación.
El hermano de mi madre era un mero empleado de la Bolsa Española, cuya creación estaba programada por el gobierno de José de Bonaparte para  1809 y legislada por Fernando VII el 10 de septiembre de 1831.
No es que Su Majestad Católica y los gobiernos de Fernando VII y  de Isabel II o el intervalo de la regencia de  María Cristina de Borbón Dos Sicilias, estuvieran interesados por las reformas que se proponía realizar José Bonaparte
 Lo que ocurría era que la Bolsa era el lugar indicado para encontrar compradores a las deudas del Estado y de los “Grandes”, tan ocupados en gastar que no les quedaba tiempo para informarse del buen uso de los mecanismos financieros que habían utilizado con acierto algunos gobiernos españoles.
¿Cómo atreverse a esperar que estas señorías comprendieran que el proyecto de Banco de España josefino incluía instrumentos que combatan derivas como la que Francia sufrió durante la Regencia de la minoría de Luis XV?
París, en esa parte del siglo XVIII fue el centro financiero más rentable hasta que una manipulación en la que participaba el partido devoto francés, del que formaba parte Su Majestad Católica Felipe V, causó la quiebra del proyecto Law.  La jugada fue simple: la venta masiva de acciones hasta que no quedara numerario para comprarlas y se produjera la quiebra.
Cuando llegué a Madrid, el tío párroco de Llodio ya me había explicado eso.
Mi educación seguía las pautas marcadas por correspondencias, conversaciones y planteamientos.
Tenía 13 años cuando me acogió  el tío Antonio.
Éste  había hecho un pequeño dinerillo  con la incapacidad de los gobernantes en hacer cuajar una Bolsa que sus deudas necesitaban con cada vez mayor urgencia
Lo utilizaba para ayudarnos, a él y a la tía les bastaba con eso.
Su compañero de trabajo, Martín Francisco  Erice compartía mucho con su socio, pero quería más.
Y estoy convencido de que ambos estaban de acuerdo en considerar que ese era mi caso y de que tenía “madera” para hacerlo.
Me pusieron a prueba en la tienda de tejidos de la calle de Toledo, propiedad de un Martín Francisco Erice con quien no tardé a emparentar como cuñado.
Hemos sido siempre muy leales socios.


Gracias a l@s 670 que acudisteis a la cita de ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti

2 comentarios:

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