lunes, 20 de mayo de 2019

Borrador de II Capítulo de novela aún sin título


Mis maestros II
Claro que el marido de mi hermana Cecilia ha sido mi trampolín; cuando llegué a él era boca que sobraba.  en la pequeña hacienda  familiar que sería heredada `por mi hermano mayor, en Murga.
Mi primer maestro fue mi  tierra alavesa
Mi madre, María Landaluce, del  mismo pueblo que yo, se trajo de Llodio a su marido, mi padre, Manuel Lino de Urquijo.
Eran pobres campesinos  y se cargaron de hijos “como Dios manda”, aún a sabiendas que solamente uno  heredaría lo poco que tenían.
Me refiero a los bienes materiales; todos los Urquijo Landaluce recibimos  la sabiduría que necesitábamos para encontrar nuestro sitio en el mundo loco en que nacimos. Ya desde nuestro nacimiento sentíamos la pólvora de los odios entre las Españas.
No había distinciones en el reparto de esa ciencia en las hijas o los hijos.
Todos teníamos muy claro que si el proyecto de gobierno de José de Bonaparte se hubiera podido  poner en práctica se hubieran quemado muchas de las mechas que amenazan con provocar estallidos que derramarn mucha sangre.
No es que madre fuera más sabia, pero se encarga más de esos temas.
Padre nos  regaló su amor por la tierra  y nos inculcó a sacar lo mejor de la misma.
Teníamos padres sabios que sabían poco de letras. No importaba mucho: existía la familia, como era el caso del tío cura o el hermano de mi madre, Antonio de Landaluce, quien me hospedó en su casa de Madrid y me encontró trabajo en la tienda de telas de Martin Francisco Erice, quién, como ya he indicado, me enseñó a volar más alto.
Mi difunta  hermana Cecilia, la que fue esposa del último,  ofrece un buen ejemplo de que la educación de nuestros progenitores no hacía distinciones de sexo.
Tras ubicarnos, nuestros progenitores nos enseñaban a sacar lo mejor de nosotros mismos. Sabíamos que nos darían los recursos para lograrlo. Carecían de fortuna; ninguno de nosotros tuvimos obstáculo alguno para cumplir unos sueños que ya nos habían enseñado a cimentar con solidez.
Todos mis maestros y maestras han jugado el papel que les tocaba en mi proceso de aprendizaje.


Gracias a l@s 330 que acudisteis a la cita de ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti


No hay comentarios:

Publicar un comentario

El abuelo Leopoldo: Hablando en Cobre

 El abuelo Leopoldo – ¿Por qué has llegado tarde? Me preguntó, cariñosamente, mi abuelo materno. –He estado jugando con mi amigo Bertín. Nos...