miércoles, 8 de mayo de 2019

Nuestra Cita Cotidiana



Iris

Es mi esposa desde el 22 de junio de 2018.
Yo tenía 74, ella 42.

Nos casó, en euskera, el concejal de Cultura del Ayuntamiento  de Santurtzi, mi tierra.

Nos acompañaron en el almuerzo, cuatro invitadas y los padrinos.

Los seiscientos cincuenta euros que recibimos de regalo no alcanzaron para cubrir los gastos de estancia y de desplazamiento.

Merecimos un artículo del periódico Deïa : “De Twitter al altar”

En efecto, nos conocimos en esta red  social.

Recuerdo que fue un 23 de diciembre. Yo estaba en Medina Sidonia y sufría de un gran cabreo por los problemas tecnológicos que dificultaban mi compra del billete del Albia Jeréz- Madrid Chamartín aún disponible para el 24 con mi tarjeta de American Express.

Quería cumplir con la cena de Navidad  en familia..
Todo se arregló por mediación de una agencia de viajes y con traslado en Sevilla.

El caso es que había descargado mi berrinche en el grupo de Twitter justo el día en el que, en  su despacho de la Universidad de  del Táchira Venezolano, Iris se enteraba de la decisión de cerrar la carrera de Turismo de la que ella formaba parte como docente e investigadora..

 Grave problema y el fin de un sueño en el que había puesto sus esperanzas el grupo de docencia e investigación que había ilusionado a sus estudiantes con un proyecto de desarrollo local limpio solidario e identitario para una Venezuela polarizada en su riqueza petrolera.

Pese a la distancia y a unas circunstancias aparentemente muy diferentes, la mensajería privada de Twitter cimentó este amor que encuentra tan raro una mayoría con voz y voto.
Cierto que hay gran diferencia de edad y que el inicio de nuestras relaciones se produjo en un momento  en el que era difícil concebir puntos de encuentro.
—El interés.
Me dijo mi asistenta médico sanitario cuando le anuncié que había tomado la decisión de casarme.
—¡Por ambas partes!
Respondí con convicción.
Es una muy buena persona.

No sentí la necesidad de explicar que mi actual esposa y yo compartimos el sueño de un desarrollo local limpio, solidario e identitario que cimiente una cultura de Derechos y Deberes ciudadanos.

De eso hemos hablado hoy, 26 de abril de 2019.
Yo le he contado , durante el almuerzo, el encuentro que hemos tenido Julen y yo con el asturcón.
Por la tarde, Iris y Julen se han ido a dar un paseo.
Acaban de volver.

Una joven llevaba sus dos grandes perros sueltos. Los esfuerzos que ha hecho Iris  para mantener la seguridad de nuestra pequeña mascota no han servido para evitar el ataque.

La dueña asistía impasible a la agresión.
Iris ha usado de su agilidad defensiva para alejar al perro que tenía su bocaza sobre la garganta del Julen.
Todo se ha resuelto. La irresponsable que deja que sus perros agredan ha manifestado sus protestas ante un tratamiento hacía los mismos que ella considera injusto. Ha soltado a sus amigos humanoides que querían follarse a mi querida esposa.
—¡Lástima que alguien que está tan buena se desperdicie  con semejante vejestorio!
No solamente yo, desde la ventana de mi apartamento escuchaba los gritos. Había gente mucho más cerca.
Callaban.
Felizmente, una familia de daneses ha intervenido antes de que yo llegara.
Ahora nos tomamos una cerveza en una amable terraza.
Hemos decidido llevar zanahorias al asturcán.
Ya se lo habían llevado.


Gracias a l@s 414 que acudisteis a la cita de ayer: https://carlos-ortizdezarate.blogspot.com/
Gracias a Iris
Gracias a ti


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