Remando al viento
Misma fecha y lugar
Me llamo Raquel.
Strelizia deja su refugio. Me evoca la Mary Shelley de la
película de Gonzalo Suárez (1988) ¿Siento miedo o me salpica una vida que sale
a chorros? Es Raquel. Dispara los miedos que le inyectó una versión de
Frankenstein que, a mi manera de ver no es muy respetuosa con el testamento que
dejó la autora:
-
Estamos
en una sociedad que llama monstruo al diferente. ¿Quiso nacer
éste? ¿Le fabricaron por placer o por necesidad? En el caso de que se tratara
de la última, ¿De qué? ¿Ilusión de llenar vacios de poder?
Silencio. Raquel toma aire
e impulso para lamentar:
Quizás estamos rodeados de “Frankys”...o lo
somos, atrapados por la imagen que reflejamos en el espejo?¿tanto miedo nos
damos?
La imagen del espejo ha sido esculpida en el dogma…
Hablo sin esperanza de que mi voz tenga espacio en el
derroche que nos prodiga mi predecesora.
Así ocurre en Remando
al viento: una frenética huída del monstruo. seis Goyas.
¿Ha compartido Pedro mi visión de la Raquel que mana?
Vi la película y no me gustó. Necesito respuestas ya y,
desde luego no podemos encontrarlas en la peli, tan celebrada, incluso en el
festival de Donosti. Necesitamos sacarnos nuestros monstruos ya.
Claro que es Raquel y claro que no tiene nada que ver con la
Shelley de Gonzálo Suárez. Está resplandeciente y empeñada en retirarnos del
espejo que nos amarra:
¿Buscamos un refugio...en un pueblo sin nombre..o quizás lo
tiene? El mío es Raquel...pero me escudo en una rareza de una flor...que no lo
parece.. ¿Somos o deseamos ser? a veces sorprende la sapiencia del orate, nos
muestra una salida que no queremos encontrar.
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