La princesa de los Ursinos.
María Ana de la Trémouille nació en una familia intrigante; desde niña estuvo integrada en la Fronde; insurrección de la alta
nobleza que hizo de la infancia de Luis XIV una horrorosa pesadilla que perfiló
el “REY SOL”
Ana de Austria, su madre, tuvo que llevarle de
castillo en castillo, para salvarle de una insurrección cada vez más preparada
para atizar un buen zarpazo a una regenta obstinada en mantener una soberanía
que el niño rey no tuviera que compartir con la alta nobleza.
En 1648, el Parlamento, compuesto por la última, se
atribuyó el derecho de descalificar al soberano por el mal gobierno que
consideraban ejercían la regenta y su
primer Ministro, el cardenal Mazarino. Uno de los argumentos era la subida de
impuestos que sufrían para salvar el imperio español.
Ana de Austria estaba terriblemente implicada, por
imponer los intereses de su cuna y violar los del reino que ostentaba y por
unas murmuraciones sobre las relaciones entre la soberana en funciones y el cardenal
De hecho,
años después, la Palatina pregonaba que la madre de su esposo se había casado,
en secreto, con su primer ministro.
Las protestas de la nobleza fueron bien acogidas
por el pueblo.
El futuro soberano y los que gobernaban en su
nombre carecían de seguridad en París. Lograron librarse de las iras en su
refugio en Saint-Germain , pero el gozo no duró mucho, a la nobleza y al pueblo
se unió la burguesía, los perseguidos intentaron huir a España, pero fueron
atrapados y llevados al Louvre para custodiar allí el niño que reinó con el
nombre de Luis XIV.
Todo quedó (en la expulsión de Mazarino, en 1652, y en un “aviso a navegantes”. Se había puesto
fin a cuatro años de huidas desesperadas.
Ana María de la Trémoille, hija del “Frondeur”,
duque de Noirmoutier , nacida en 1642 tuvo su participación, pese a su corta
edad.
¡Había sido bien educada para ello!
Su padre, el duque, medró bien con la Fronda, pero,
cuando el príncipe de Conti se reconcilió con Mazarino y casó con la sobrina
del cardenal desterrado, Ana María Martinozzi, el duque de Noirmoutier ya era
más absolutista que el papa.
Con matices, claro. Las intenciones del príncipe
eran las de un enlace con la hija de la confidente de Ana de Austria, la
duquesa de Chevreux.
Este matrimonio fue mal visto por los que fueran
rebeldes y así, optaron por la alianza con el ex primer ministro.
La princesa de los Ursinos llegó a la edad adulta con su matrimonio con el conde de Chalais
(1659) , descendiente de Enrique de
Talleyrand Périgord, conde de Chalons, que fue amante de la duquesa de Chevreux
y ejecutado por su complicidad con Gaston de Orléans, hermano de Luis XIII, en la tentativa para destronar al monarca.
La Ursinos tenía dieisiete años.
Pese a los
graves antecedentes de la pareja, ambos tuvieron acceso a la sociedad de Luis
XIV, que reinaba desde 1643.
Curiosamente, el monarca francés obstentó con
orgullo el título de Conde de Barcelona, con el nombre de Luis II desde esta misma fecha hasta que terminara la
sublevación de Cataluña (1652)
La buena acogida de los Chalons tuvo un rápido y
triste final. El príncipe fue uno de los protagonistas de un duelo que atrajo
las iras del monarca y todos los implicados fueron desterrados
Los Chalons fueron bien acogidos como agentes de
España.
El marido fue apresado en una misión en Portugal.
La esposa siguió en sus funciones tres años.
Aprendió la lengua, la política y las intrigas de
su país de acogida.
Ya viuda, se trasladó a Roma, donde conoció a su
segundo marido, el rico e influyente duque de Bracciano , con quien contrajo
matrimonio en 1675, y de quien tomó, al enviudar, el título de princesa de los
Ursinos.
Era una despilfarradora, pero nadie podía disputar
a la señora la capacidad de negociar .
España se pulverizaba mientras l@s polític@s de
este país se daban zarpazos o usaban venenos…
—Yo creo que el cardenal y la princesa hicieron
lo correcto.
Insistía madre.
Me lo había empezado a decir cuando aún no había
cumplido yo los seis. Comprendo su decisión.
Ella ya había adquirido, a esa edad, la destreza
para que la cuñada del Rey Sol le confiara misiones.
No sé muy bien a qué edad empecé a comprender
o si he llegado a hacerlo.
El cardenal Portocarrero fue embajador de España en
Roma desde 1670 hasta 1679.En todo este tiempo, la Ursinos y el cardenal llevaron la política
internacional española desde Roma.
Cierto que la princesa era una agente de Luis XIV y
que el cardenal defendía los intereses de Carlos II de España.
—En 1678 se firmó la paz de Nimega, Carlos II y el
entonces su primer ministro, su hermanastro, bastardo reconocido, Juan José de
Austria, salían perdiendo, pero se pactó
el matrimonio del soberano español con María Luisa de Orléans, hijastra y
protegida de la Palatina.
Me recordaba, con insinuaciones, madre.
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