Carlos
III, el inesperado que supo gobernar
Carlos III de España y yo fuimos engendrados en los ardores de tres mujeres, que, de
hecho, gobernaron, respectivamente: en las Españas - princesa de los Ursinos,
desde 1700 a 1714, Isabel de Farnesio , desde 1714 hasta 1746, y en 1759-, y en Francia , marquesa de
Maintenon, desde 1675 hasta 1715. La
primera fue la más usurpadora, puesto que ejercía el poder sin documento o
doctrina alguna que sustentara su derecho a hacerlo.
Las otras dos eran reinas consortes, aunque el
matrimonio de la última fuera mantenido en secreto por “razones de Estado”.
Curiosamente, la indocumentada puso más pasión y así salimos el rey y yo.
La Farnesio dio
a luz al futuro Carlos III el veinte de enero de 1716. Yo vine al mundo con unas
semanas de retraso, pese a que había sido engendrado para que los pechos que me
estaban destinados pudieran amamantar al
príncipe.
Madre me explicaba las cosas a su manera.
No era tonta. Todo lo contrario.
Sabía perfectamente lo que tenía que enseñarme y cuando debía hacerlo.
Tan bien hizo su labor pese a
morir antes de que yo alcanzara la “edad de razón”, tenía diez años, ya
me había explicado el papel que me tocaba desempeñar, y que ella había jugado el que le
correspondía.
En efecto, la Farnesio tenía bien claro que yo era
una pieza indispensable.
Corrían muchos rumores sobre la pasión por las
ciencias experimentales de la consorte y sobre la relación de la misma con las
repentinas muertes de personas que se interponían en sus planes
Madre había vivido las repercusiones que tuvo en Versalles,
durante mucho tiempo,el escándalo de los venenos (1677/1682) , que implicaba a
destacados personajes de la corte.
Se sentía amenazada y tomó sus precauciones.
Ella murió, pero, Versalles hizo comprender la necesidad de mi presencia para el futuro de
un príncipe Carlos que ocupaba el cuarto lugar en la línea de sucesión a la
corona de las Españas.
Bastaba con evocar lo que me había contado tantas
veces madre: aquel invierno de 1709 en el que la princesa de los Ursinos osó
enfrentarse a la Maintenon.
Cada una de ellas defendía a sus súbditos; la última
quería parar la sangría a la que sometía
a Francia la GUERRA DE SUCESIÓN A LA CORONA ESPAÑOLA (1701/1713), la primera se empeñó en defender ésta.
Ciertamente la salvó, pero pagó cara su
desobediencia, pese a la encarnizada defensa que hicieron de ella la reina María
Luisa Gabriela de Saboya y el propio Felipe V.
Envió a Isabel Carlota, mi madre, una doña nadie, a
la corte española.
Madre puso
tanto afán en complacer a la “reina en las sombras” que… ¿Envenenó a la reina
consorte María Luisa Gabriela de Saboya?
Nunca lo sabré, sospecho.
Bueno, madre compartía la afición por las ciencias experimentales
con la Farnesio; la esposa que “consoló” al rey
viudo, la que expulsó, desde su llegada a España, a la de los Ursinos.
Compartían mucho más; ya he indicado que fui engendrado para que
madre pudiera amamantar al primogénito de la reina.
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