martes, 9 de octubre de 2018

CARLOS III: EL INESPERADO Domenico Scarlatti



Domenico Scarlatti

—Dudo que el mensaje cifrado que os llegó por mi intermediación proviniera de la Farnesio.
Afirmó Vicenzo.
Mi interlocutor parecía conocer cosas que yo ignoraba.
—Pareces más inclinado a la afirmación.

He tenido el placer de participar en veladas  de Su Majestad Católica y el Domenico Scarlatti me honra con su amistad.

Respondió mi contertulio con la suficiente parsimonia como para darme tiempo a digerir sus palabras.

Estaba muy al corriente de la importancia del ilustre napolitano en la vida de una infanta a quien su propio padre consideraba fea.

Scarlatti  fue su tutor preferido  desde 1719, más que eso, puesto que la princesa de Asturias se lo trajo a Madrid.

—Este genio de la música que ha sacado a la luz los valores de una infanta rechazada tiene un gran mérito, pero ha sido atrapado por su pasión por el juego.

Dije con despecho.

El rostro de Vicenzo apenas se inmutó, pero su respuesta fue pronta:

—No es el único defecto de Scarlati; siempre le han gustado las cortes. En 1703 escribió su primera ópera: L'Ottavia ristituita al trono, dedicada a la condesa de San Esteban de Gormaz, porque aún no había conocido a la infanta Bárbara de Braganza a quien ayudó a encarnar a esa Ottavia que recupera su trono. En esa ópera estaban sus entrañas y su composición fue, en cierto modo, una profecía.


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