PARTE III
De la estirpe de la Farnesio
Bárbara de Braganza
Nápoles,
abril de 1750 .
Farinelli,
el “castrati” que “da vida” a la reina de España es el remitente del mensaje
cifrado que recibí de Aranjuez.
Éste,
aunque ya llevaba peso en su “bolsa” cuando llegó a España, encontró “las Américas”
cuando la Farnesio descubrió su talismán para combatir los miedos que devoraban
a su marido.
Felipe
V estaba tan contento del regalo de su amante esposa que hizo de éste su primer
ministro.
Bien
sabía el nombrado que allí mandaba la reina y supo acomodarse de tal manera en
la familia real, que sobrevivió a su paciente y se instaló, aún más
confortablemente en el reinado de Fernando VI. Era inseparable de éste y de
Bárbara de Braganza.
La
Farnesio, aunque alejada de la corte por unos reyes que habían sido sepultados
por ella cuando eran príncipes de Asturias, mantenía a los soberanos
maniatados, por el “castrati”, por el gobernante, Marqués de la Ensenada, por
el director espiritual, el jesuita, Francisco Rávaro
“Que
vaya preparándose el rey de la Dos Sicilias para ocupar su trono”, venía a
decir el mensaje cifrado, que aseguraba
ser emisario de doña Bárbara.
Podría
ser cierto; el catrasti era Napolitano de pura cepa y este era el encanto de la joya que admiraba
Europa entera.
La
Farnesio no solamente era Italiana, sino que quería dotar a su prole de
territorios italianos, puesto que había reservado la corona española para su
hijo Carlos.
Trasportaba
a Bárbara de Braganza a un viaje que la desahogaba de los berrinches que le daba
su suegra.
Fernando
VI estaba tan loco como su padre y el canto del “catastri” calmaba sus miedos
de estar “a punto de morirse”, que doña Bárbara necesitaba aquietar y la
Farnesio, agravar.
Temí
que la última pagara más y que por tanto sería la emisora.
¿Por
qué sería yo el destinatario?
La
entrometida reina madre sabía perfectamente que nadie podría pensar que esta
pareja tuviera herederos, que el trono de España iría a parar a su primogénito
y que ella estaría viva.
No
tardó en llegarme el mensaje de Marianina.
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