viernes, 19 de octubre de 2018

CARLOS III: EL INESPERADO MADAME DE POMPADOUR



Madame de Pompadour


Un nuevo error. Había facilitado la fuga del adversario:

—La que fue amante del rey Muy Critiano  me hacía llegar las obras de sus protegidos, firmadas por sus respectivos autores. La señora de Pompadour, uso el  nombre con el que se trata de disimular el adulterio esta dama  para abreviar, hizo público su poder en la corte de Luis XV, el 23 de febrero de 1745, en plenas celebraciones de las bodas del delfín con la infanta María Teresa de Borbón y Farnesio, hermana del entonces rey de la Dos Sicilias.

Julia y yo estábamos al corriente.

Buen disgusto se llevaron Sus  Majestades y qué dolores de cabeza nos dieron.

Esta ofensa unió mucho a los que se creían destinados por Dios a reinar en Francia y a engendrar sucesores en Francia y en cuantos reinos fuera posible.

Pobres niños asustados y humillados, sobrevivieron en un macabro juego de odio que compartían los hijos de la virtud hacia quien llamaban “Mamam Putain”.

Versalles volvía a estar dividido entre devotos y, en este caso, “ilustrados”. Ahora los últimos tenían todos los triunfos en mano.

Tuve que recurrir a mis contactos en París e iniciar unas relaciones epistolares que han sido de agrado mutuo hasta la muerte de la poderosa Mme de Ponpadour, quien  me enviaba ejemplares dedicados por los propios autores y sus  propios planteamientos.

¿Cómo podía estar informado de esto el maldito jesuita?

Yo pensaba y él tiraba al blanco.

—De poco sirvió vuestra intervención. Cualquier intento para dulcificar la vida de la delfina que hiciera la “usurpadora” era ferozmente rechazado.

—También se habló de la intervención de los jesuitas. Me consta…

Siquiera esperaba respuesta. Simplemente intentaba salir del paso.

Con cara de jaque mate me respondió el jesuita.

—Me consta que personas mal intencionadas hicieron llegar a la dama rumores infundados. Ella fue una excelente alumna de nuestras hermanas las Ursulinas; miembros de la Orden han asistido, gustosos, a sus salones cuando era madame Le Normant.

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